Autorización del maíz transgénico MON-863
Un estudio reservado de Monsanto, concluido en 2002, indica que ratas de laboratorio a los que se suministró como alimento el MON-863 durante noventa días terminaron con malformaciones en los riñones y elevados niveles de glóbulos blancos
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Un estudio reservado de Monsanto, concluido en 2002, indica que ratas de laboratorio a los que se suministró como alimento el MON-863 durante noventa días terminaron con malformaciones en los riñones y elevados niveles de glóbulos blancos
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FACUA lamenta la autorización del maíz transgénico MON-863 pese al estudio que revela sus graves efectos en ratas de laboratorio
La Comisión Europea ha levantado la prohibición a la importación del producto de la multinacional Monsanto. Podrá utilizarse para piensos animales, no para alimentación humana ni su cultivo.
La Federación de Consumidores en Acción (FACUA) lamenta que la Comisión Europea haya autorizado la importación para piensos animales del maíz transgénico MON-863, de la multinacional estadounidense Monsanto, después de que la justicia alemana revelase en junio un estudio reservado de la compañía según el cual este producto tuvo un efecto adverso al ser administrado a ratas de laboratorio.
Un tribunal de la ciudad alemana de Colonia autorizó la difusión del informe científico de 1.139 páginas sobre la salubridad del maíz transgénico MON-863, cultivado y comercializado en EE.UU., Canadá y América Latina, después de desacreditar los argumentos de Monsanto en favor de la confidencialidad.
La Comisión Europea ha autorizado la importación del MON- 863 para piensos animales, no para alimentación humana ni su cultivo, una vez que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, en sus siglas en inglés) o haya declarado tan seguro como cualquier otro maíz convencional. Y ello después de que los ministros europeos del Medio Ambiente no lograsen la mayoría necesaria para tomar una decisión sobre el producto en una reciente votación donde, en contra de los dictados de Bruselas, sí decidieron no derogar las legislaciones de varios países que prohíben el ingreso y cultivo de algunos tipos de maíz genéticamente manipulados. La Federación lamenta que España se abstuviese en esa votación, aunque sí apoyó una declaración planteada por Alemania para que el Ejecutivo comunitario tenga en cuenta el informe de Monsanto que ha trascendido a la opinión pública.
Concluido en 2002, el estudio de Monsanto indica que ratas de laboratorio a los que se suministró como alimento el MON-863 durante noventa días terminaron con malformaciones en los riñones y elevados niveles de glóbulos blancos. Pero la multinacional biotecnológica sostuvo que las "supuestas" anormalidades no se debían a la ingesta de su maíz, al que se le incorporó mediante ingeniería genética una proteína que mata a la larva del gusano que ataca la raíz de ese cultivo. Este informe y otras investigaciones fueron elevadas a la EFSA.
"Si un experimento produce resultados tan chocantes, debe ser repetido", dice Gilles-Eric Séralini, de la Comisión de Ingeniería Biomolecular, organismo del gobierno francés a cargo de evaluar los riesgos de los productos transgénicos, quien advierte que el maíz cuestionado "no debería contar con autorización para ser destinado a alimento o pienso". Ésta y otras opiniones sobre el MON-863 son recogidas en un informe que publica el último número de la revista CONSUMERISMO.
El vicepresidente de Monsanto para regulaciones alimenticias mundiales, Jerry Hjelle, señaló que el organismo europeo había concluido que el MON-863 "no tendría, al parecer, un efecto adverso sobre la salud humana o animal o sobre el ambiente". Hjelle advierte que el producto cumplió con todos los trámites obligatorios para su cultivo y consumo en EE.UU. y Canadá, donde se lo produce desde 2003..
Sin embargo, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, en sus siglas en inglés) del gobierno de EE.UU. no requiere estudios sobre los efectos de la ingesta de vegetales transgénicos, explicó el científico Doug Gurian-Sherman, del no gubernamental Centro de Sanidad Alimenticia (CFS) con sede en Washington. "La FDA asume que todos los cultivos transgénicos son perfectamente seguros", advierte.
Las versiones sobre efectos adversos del maíz transgénico de Monsanto comenzaron a circular hace más de un año en Europa, pero ninguna agencia regulatoria del gobierno estadounidense procuró obtener el estudio completo.
El CFS aseguró haberlo obtenido el año pasado, indica Gurian-Sherman. Los organismos reguladores del gobierno estadounidense "están dispuestos a asumir ciertos riesgos para alentar la tecnología", ironizó.
El científico Arpad Pusztai, quien revisó el estudio de Monsanto para el gobierno alemán, dijo que su realización y presentación tenían muchos problemas. "Los científicos expertos en nutrición y las revistas especializadas no aceptarían estos errores y malinterpretaciones flagrantes". "¿Cómo los reguladores pueden aceptarlos para un nuevo alimento genéticamente modificado?", inquiere.
Reguladores canadienses y estadounidenses no analizaron este estudio, pues Monsanto sólo lo entregó a los reguladores alemanes, tal como lo disponen las normas de la Unión Europea (UE).