Durante una semana, Barcelona capital mundial de la cultura compartida
Más de 200 participantes, personajes de todos los ámbitos de la
cultura nacional e internacional participan en una gala y una semana de
eventos de todo tipo para pedir que la cultura cese de ser una
mercancía por manos de las entidades de gestión y de los lobbies de la
industria cultural.
En nombre de los artistas, se ponen las trabas a nuestro acceso al conocimiento, pero los artistas no las respaldan.
Tras la Avaricia Rompe el saco,
un documento que se hizo público en cientos de foros y que se envió a
287 políticos en el julio del 2008, los OXCARS son un gran espectáculo,
una semana de eventos que dejarán patente cual es la increíble cultura
de nuestra era.
Los tiempos han cambiado, Internet posibilita el intercambio
horizontal de información y de cultura entre todos los ciudadanos; y
los medios de producción cultural deben adaptarse a esta nueva
democracia y no al revés.
Lo que nos estamos jugando no son
simplemente los dividendos económicos, sino la propia concepción de la
cultura y el derecho al acceso a la información (que nos ha costado
unos cuantos cientos de años conseguir).
La Cultura se da por la imitación y la copia. En la era digital y de
la comunicación, lo digital son nuestros recuerdos y nuestra forma de
comunicación, es la materia de la que está hecha nuestra memoria.
La sociedad civil reclama el lucro cesante de todo el conocimiento
que se esta reteniendo y sustrayendo al uso público en nombre de
beneficios privados.
Estamos destruyendo un monopolio.
No queremos cultivar generaciones de parásitos culturales, queremos un territorio cultural vivo y productivo.
Los oXcars son una evidncia.
LA AVARICIA ROMPE EL SACO
POR UNA CULTURA LIBRE DE CIUDADANOS QUE COMPARTAN:
7 soluciones/realidades más una.
Una respuesta ciudadana a los últimos ataques a las libertades
fundamentales perpetrados en nombre del incongruente concepto de Propiedad Intelectual.
En estas fechas hemos asistido a varios ataque a las libertades en
nombre de la propiedad intelectual. También hemos tenido la ocasión
de leer el manifiesto
que ha perpetrado una autodenominada Coalición de Creadores e Industria
de Contenidos ( que agrupa a cinco de las principales entidades de
gestión de derechos y corporaciones de la industria cultural – SGAE
(autores), Egeda (producción audiovisual), Promusicae (productores
musicales), Adivan-Adican (distribuidores e importadores videográficos)
y FAP (propiedad intelectual) – que a su vez agrupan el lobby en España
de las grandes productoras y distribuidoras de cine norteamericanas:
Disney, Universal, Paramount, Sony Pictures, Fox y Warner) y las
declaraciones de sus portavoces sobre la supuesta agresión a la cultura
que suponen las redes de intercambio de archivos o redes P2P.
Los que escribimos a continuación somos am@s de casa, empresari@s,
internautas, abogad@s, jueces, ilustres intelectuales, programadores,
parad@s, profesionales, científic@s, artistas, artesan@s, trabajadores,
abuel@s, adolescentes, ciudadan@s en general, somos unos de los
millones de personas que utilizan estas redes en el estado español.
Queremos aprovechar la ocasión para dejar claras algunas cosas que, con
grandísima mala fe, se quieren tergiversar:
La que propone la Coalición y similares es una partida con las
cartas marcadas y sus posiciones no son sino el farol de una industria
que intenta ganar el juego en el último momento cambiando las reglas
del mismo.
El problema fundamental es que lo que nos estamos jugando no son
simplemente los dividendos económicos, sino la propia concepción de la
cultura y el derecho al acceso a la información (que nos ha costado
unos cuantos cientos de años conseguir).
CUANDO DIJE CULTURA .
Hablamos de cartas marcadas porque en el discurso mediático esta
Coalición y la industria cultural en genera utiliza cultura y
creación de forma interesada, intentando redefinir dichos conceptos
para beneficio propio y para sus intereses estrictamente económicos.
Cuando dicen cultura se refieren simplemente a Industria del
entretenimiento. Cuando dicen creación cultural en realidad están
hablando de explotación comercial de ciertos derechos de autor de sus
afiliados, en pocas palabras están hablando de sus negocios. Cuando
dicen piratas, saqueadores, expolio se están refiriendo a todos y
todas nosotras.
Sólo la reducción interesada de los conceptos puede propiciar tales afirmaciones.
Modificar las leyes de propiedad intelectual de acuerdo a esas
tergiversaciones sería algo así (y perdonad lo triste de la
comparación) como modificar la Ley de Costas en beneficio de un grupo
de promotores inmobiliarios. La cultura y la playa son de todos y las
crisis en sus respectivas industrias no deben hacernos perder el
horizonte de la importancia del patrimonio común.
Y SIN EMBARGO SE MUEVE
Un fenómeno social de tal magnitud y envergadura (13 millones de
hogares y 70 % de los internautas, es decir la mayoría absoluta de la
población) no puede ser interpretado de una manera tan simplista y
menos intentando concienciar a la sociedad de sus malas prácticas
utilizando el miedo, la difamación, las amenazas y, como pretenden en
su nueva campaña, la modificación de las leyes para tener tribunales a
medida.
En España tenemos un caso flagrante de una institución privada que
consiguió imponer su forma de entender a la sociedad. Se llamaba
Inquisición y consiguió imponer sus intereses durante siglos a costa de
quema de libros, prohibición de la ciencia y condena a muerte de miles
de personas.
También consiguió retrasar unos cuantos siglos la evolución cultural y
tecnológica de Occidente. Eso sí, durante ese tiempo la definición de
cultura (cultura=religión) no tuvo ninguna discusión.
Pero dejemos atrás comparaciones de otros siglos. Volvamos a la era presente, a la sociedad de la información.
LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN
La sociedad de la información, como veremos más adelante, no tiene
ninguna posibilidad de existir con la reforma que la Coalición y la
industria cultural en general están proponiendo. De hecho desaparecería
en favor de una sociedad de la industria del entretenimiento.
La era digital facilita a todas las personas, como nunca antes había
sucedido, la libre circulación del conocimiento y multiplica las
posibilidades de aprendizaje y creación, en beneficio de toda la
humanidad.
Los tiempos han cambiado, todos los ciudadanos deben poder beneficiarse
de todas las ventajas que ofrece la Red de Redes a nivel del
intercambio horizontal de información y cultura. Los medios de
producción cultural deben adaptarse a esta nueva democracia y no al
revés. La copia y sus beneficios están en la base de todo esto.
LA CULTURA: IMITACIÓN Y COPIA
¿Porqué demonizan la copia cuando es la materia de la que está hecho el aprendizaje?
No vivimos aislados, vivimos en red, en continua comunicación; desde
que nacemos y somos socializados absorbemos continuamente conocimientos
imitando, copiando y sampleando. No hay otra manera de hacerlo. El
conocimiento se da por la imitación y la copia.
Así se constituye nuestro imaginario cultural, en el cual nos
inspiramos y permite la creación de nuevas ideas, obras de arte,
teorías, etc. Toda creación cultural, toda ampliación del conocimiento
se basa en esta tradición recibida, de manera que ninguna creación es
completamente original ni sería posible sin la existencia de este
patrimonio colectivo.
Bien lo saben las grandes multinacionales de la cultura que desde
siempre se han enriquecido rentabilizando cuentos y músicas populares
que han saqueado de nuestro patrimonio común o de la creatividad de las
personas que crean por el simple hecho de comunicarse y de contar.
En la era digital y de la comunicación, lo digital son nuestros
recuerdos compartidos y la comunicación, las redes que los conectan.
Lo digital es la materia de lo que está hecha nuestra memoria contemporánea.
Querer lucrarse ávidamente de lo que es nuestra forma natural de
aprender copiar – en el momento de su mayor florecimiento, esto sí es
un saqueo.
Muchos comparan este cambio tecnológico con la invención de la
imprenta, herramienta que revolucionó la difusión de la cultura gracias
a su capacidad de copiado, más rápido y fidedigno al original que el
que pudiera realizar el copista más estimado de la época. La
utilización de la imprenta extrajo de los monasterios los libros que
sólo estaban al alcance de una élite privilegiada, a pesar de la
poderosa oposición de unos pocos, movidos por sus intereses
particulares. Es cierto que los copistas se quedaron sin su trabajo y
debieron dedicarse a otra cosa pero, ¿quien sería capaz hoy de prohibir
la imprenta?
Algo similar sucede en la era digital. Las nuevas herramientas
benefician incluso a la industria del entretenimiento, esa pequeña
parte de la producción cultural que trata de defender sus intereses
particulares a costa de los demás. Ellos son hoy esos pocos que se
oponen a la nueva imprenta, paralizando injustamente el desarrollo de
la circulación del conocimiento.
LA PIRATERÍA NO EXISTE, LOS PIRATAS SON LOS PADRES
Es simplista y tendencioso dividir a la población en los que copian
y los que compran, cuando todos hacemos ambas cosas a la vez.
Sería como llamar piratas gastronómicos a los que cocinan sin comprar libros de recetas.
¿Cómo habrá que decirlo?: El hecho de que recopile música por
internet y que esto haga de mi un melómano, me provoca mucho más
interés para acudir a conciertos y para que compre los originales de lo
que más me ha gustado. Sólo en el delirio insaciable de la industria
discográfica se puede pensar que la gente deba comprar los miles de
discos a los que tienes acceso ahora para escoger, cuando decide
consumir.
Es falso decir que compartir nos hará perder el aprecio por los creadores y los originales.
¿A caso se ha dejado de vender el Quijote porque sea de dominio
público? ¿A caso se ha dejado de vender porque los padres pueden pasar
la copia del Quijote que había sido de los abuelos a sus hijos?
¿A caso se dejará de ir a los estrenos de Almodóvar y a conmovernos
allí,- los que se conmueven en los estrenos de Almodóvar -? ¿Dejará
Almodóvar de ser millonario? Seguramente no. ¿Algo menos millonario?¿De
veras la población entera tiene que preocuparse por las fluctuaciones
en la fortuna de Almodóvar?
Sin duda la cultura, como ha sido siempre y siempre será, seguirá
produciendo comunidad, emociones y riqueza y también inversiones.
Seguirá copiándose a sí misma para producir nuevos originales, seguirá
convocando a la gente allí donde se manifieste.
Ahora, en la era digital, seguirá habiendo más y más gente que se
dedique a la cultura con lo que aprenda directamente de otros a través
de la red.
No se pierde el aprecio a los creadores, todo lo contrario, son
personas más cercanas, son nuestros maestros cotidianos, somos nosotros
mismos.
Lo que sí está pasando es que estamos perdiendo el aprecio a los intermediarios.
HABLEMOS PUES DE LOS INTERMEDIARIOS: LA (RE)CONVERSIÓN
La industria cultural hasta hace poco era el principal intermediario
entre el artista y su público. Este intermediario ahora es internet.
Vivimos el periodo de mayor producción y consumo de medios audiovisuales de la historia.
En mi bolsillo puedo llevar un reproductor de mp3 con miles de
canciones. A través de MySpace escucho las novedades de los grupos
musicales de cualquier lugar recóndito del mundo.
¿Quiere esto decir que esté perjudicando la difusión de la cultura?
Las oportunidades de negocio derivadas del mayor consumo audiovisual
de la historia son inmensas, pero las reglas del juego implican un
usuario activo que accede directamente a la información prescindiendo
del lento y costoso sistema de intermediarios.
En la era del consumidor-productor, en la que por suerte todo el
mundo puede acceder fácilmente a la cultura y a sus medios de
transmisión y producción, la industria cultural tal como la conocemos
ahora ha llegado a un callejón sin salida y debe reconvertirse.
La reconversión de esta industria tiene que ser asumida por las
mismas empresas de forma como el mismo nombre indica emprendedora,
invirtiendo en las nuevas posibilidades en lugar de intentar frenar su
desarrollo, sin impedir, como está ocurriendo ahora, la competencia
leal y la creación de nuevos puestos de trabajo.
Tampoco la ciudadanía tenemos que costear y menos en tiempos de
crisis – esta reconversión ni en términos económicos, con cánones
indiscriminados y de dudosa justificación legal, ni paralizando el
desarrollo de toda la sociedad, destruyendo su ecosistema creativo, en
un momento de florecimiento cultural jamás vivido antes de ahora.
LAMENTO DE PLAÑIDERAS: BAJAN LAS VENTAS DE DISCOS
Puede ser.
Pero no bajan las posibilidades de emprender y de ganar dinero (que al final es lo que les preocupa).
Un ejemplo: Rodolfo Chiquilicuatre ha ingresado millones de euros sin
vender un solo disco, gracias sobre todo a la venta de politonos y a
las millones de visitas a sus vídeos y a las reinterpretaciones
populares en sitios como Youtube. ¿Hubiera existido un fenómeno como
éste sin la existencia de internet y la tecnología móvil? ¿Alguien
puede tener el morro de decir que no ha generado dinero? ¿Quién ha
distribuido principalmente este producto sino los consumidores?
La industria cultural reconvertida seguirá ganando, está claro.
¿Se están vendiendo menos discos? Sí. También se venden menos cassettes.
Es absurdo que la industria cultural pretenda mantener su negocio tal cual, como si internet no hubiera sido inventado.
Es mentira que esté en crisis. Cada año la SGAE tiene un record de
beneficios histórico. Mientras un lamento de plañideras llora por las
pérdidas que provocamos los usuarios de internet por algo que en
ninguna ley española esta tipificado como delito, las entidades de
gestión viven su edad de oro.
Cuando en el TopManta el grupo que nadie conoce esté al lado de
Madona será el momento en el que los beneficios de la cultura serán por
fin repartidos de forma más justa: Madona seguirá vendiendo millones de
discos y viajando en avión privado – quizás algo más pequeño – y el
grupo desconocido, que merece que sea reconocido su talento sin pasar
por los criterios de rentabilidad de ninguna empresa, tendrá la
posibilidad de crecer y hacerse conocer, tener público en sus
conciertos, generando cultura, conocimiento y economía.
EL LUCRO CESANTE ES EL CUENTO DE LA LECHERA (y la cultura es la leche)
Lo digital es la memoria de la época en la que vivimos. Si compro un
disco, un libro o veo la emisión pública de un producto de consumo
tengo todo el derecho del mundo a copiarlo de forma privada y sin ánimo
de lucro económico y a compartirlo.
Sería absurdo e imposible que después de ir al cine, pretendiera
olvidar los recuerdos de la película que acabamos de ver. Más absurdo
sería tener que pagar cada vez que la contamos. Atacar la copia digital
es como impedir contar recuerdos, impedir que se replique lo escuchado,
impedir prestar un libro a un amigo o impedir tararear una canción. Es,
en definitiva, prohibir la comunicación en la era de la comunicación.
Curioso, ¿no?
Una de las piedras angulares del lamento de plañideras de la
industria es el concepto de lucro cesante. La teoría es la siguiente:
si descargo una canción no estoy comprándola, luego existe un ingreso
que deja de producirse que se denomina lucro cesante.
Hagamos números:
He comprado (sí, comprado) un reproductor mp3 con capacidad para
40.000 canciones. Si tuviera que llenarlo adquiriendo los temas
musicales a través de una plataforma de venta online, como iTunes, cuyo
precio medio es de 1 euro por tema, me costaría 40.000 euros. Pero como
consumidor responsable, debería comprar los discos completos de mis
artistas favoritos a través del pequeño comercio , por ejemplo en la
FNAC (nota: esto es un chiste, el pequeño comercio musical cerró hace
20 años). Un disco novedad tiene un precio aproximado de 22 euros, lo
que supondría un desembolso de 88.000 euros, unos 15 millones de las
antiguas pesetas.
Descubrimos aterrados que el objeto de mayor valor que tenemos es el
contenido de nuestro mp3, y dejamos de dormir, asustados, pensando en
hordas de ladrones que podrían robar nuestro preciado tesoro. Pero todo
esto no es más que de una mentira o, mejor dicho, una ensoñación: la de
la lechera que con el cántaro en la cabeza va calculando los beneficios
de su negocio antes de venderlo en el mercado. Los cálculos de la
industria cultural y de las entidades de gestión son absurdos,
simplistas y malintencionados. Si fueran realistas, tendríamos fortunas
en el bolsillo, seríamos mileuristas millonarios que en unos cuantos
bits almacenamos todo y nada.
Una de las leyes básicas de la economía (sobre todo en las materias
que no son de primera necesidad) es que el precio de un producto es
aquel que sus usuarios están dispuestos a pagar. Esa avidez desbocada
de la industria por extraer beneficios de todo lo que se mueve no es
consciente de que aplicando sus planteamientos restrictivos de gravar
económicamente cualquier intercambio, moriría de sed víctima de sus
propios deseos.
En la época en la que vivimos, en lo que sí somos ricos es en
información y cultura. Tenemos cotas de libertad de expresión como
nunca antes se había imaginado. Gracias al P2P, podemos llegar a ser
millonarios en millones de audiencia a la que contar nuestras
reflexiones, cantarles una canción o con las que escuchar todos juntos
el último disco de Amy Winehouse para luego escribir algo totalmente
diferente. Esta es la riqueza social de la que queremos hablar, del
tipo de sociedad que construye, del tipo de creadores que genera y de
los beneficios que produce.
VENDIENDO EL COCHE PARA COMPRAR GASOLINA
Sirva un ejemplo:
Tele5 se querella con Youtube porque no está contenta de que
fragmentos de los programas que emite sean colgados en la red por los
internautas (algo que, por otra parte, está reconocido como derecho de
cita). ¿De qué no está contenta?.
¿Quizás de que un programa que ya ha emitido lo replique la gente en su
memoria – YouTube es una memoria digital, un archivo colectivo de los
usuario, – aportando a Tele5 más y más publicidad y audiencia? ¿O se
queja del dinero que no ingresa cuando la gente vuelve a ver el
fragmento sin generarle el beneficio que, si no fuera gratuito volver a
ver el fragmento, nunca se generaría?
Los usuarios son sus mejores publicistas. Lo hacen bien y gratis. Si
Tele5 tuviera que hacer ella misma esta explotación, seguramente no le
saldría tan rentable.
Esta es la obsesión por el lucro cesante: querer vender el coche para comprar gasolina.
NUNCA MÁS SIN P2P
La red, en contra de lo que se intenta aparentar, está llena de
autores. Sólo una parte ínfima de ellos tiene alguna relación con la
industria cultural.
Si se criminalizan las redes P2P perdemos todos: perdemos en
libertad, perdemos en privacidad (no es ciencia ficción: recientemente
YouTube ha sido condenado a revelar las identidades de miliones de sus
usuarios para proteger los beneficios cesantes de la multinacional
Viacom), perdemos en riqueza y en libertad de expresión. Lo sabe todo
el mundo. ¿por qué hay que seguir repitiéndolo?¿Qué intereses se están
defendiendo?
Los que pretenden aplicar el modelo Sarkozy que criminaliza
compartir archivos en la red (P2P), ni tienen en cuenta a los miles de
autores que licencian su obras con licencias libres ni tienen en cuenta
la privacidad de todos los usuarios en la red ni los beneficios para la
democracia que conlleva la ruptura del control sobre la información. Es
decir, la mayor herramienta de comunicación que ha creado el ser
humano, la biblioteca de Babel siempre soñada, puede pasar a ser la
mayor forma de control social nunca creada.
Al restringir las redes p2p no se está defendiendo a unos pobres
autores millonarios y a la desvalida industria del entretenimiento,
sino limitando, fragmentando y aduanizando la herramienta que ha
cambiado la manera de entender el mundo.
¿De verdad queremos seguir el ejemplo de Pakistán, China, Francia o Sudán?
¿Queremos vivir en un país donde los gobernantes tienen miedos a sus ciudadanos?
¿Consentiremos que Micky Mouse condicione el futuro del conocimiento y la cultura?
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Por todo esto PEDIMOS:
7 medidas necesarias y urgentes para proteger e impulsar la sociedad del conocimiento en beneficio de todos (todos de verdad ;))
- Considerar cualquier recorte a las redes de intercambio de
archivos (redes P2P) como un acto de oscurantismo y un atentado contra
los derechos democráticos fundamentales garantizados por nuestra
constitución y por innumerables tratados internacionales que el estado
español ha ratificado. Nuestros derechos al conocimiento, al
aprendizaje, al acceso a la cultura y a la libertad de expresión se
verían gravemente socavados si se limitaran las herramientas de las que
dispone actualmente la sociedad. - Que las entidades de gestión pasen a ser lo que son: entidades
privadas que gestionan SÓLO Y EXCLUSIVAMENTE las cuentas de sus
socios o sea los derechos de explotación de una parte de los artistas.
Que, como toda entidad privada, se permita la libre competencia y que
bajo ningún concepto se consienta que entidades privadas hurguen en la
privacidad y en los bolsillos de los ciudadanos y menos que se utilicen
bienes y suelo público para sus beneficios privados (véase entre miles
el ejemplo de la Torre de la Música de Valencia). Que autores y
editores no sean representados por la misma entidad como a los tiempos
del sindicado vertical, que todos los socios pueden votar, claro está,
y sobre todo que las entidades de gestión gestionen únicamente las
creaciones registradas, permitiendo así el uso de licencias libres. - Siendo las royalties al fin y al cabo un asunto entre editores,
productores y autores, que los creadores sean pagados de forma
equitativa sean o no socios de entidades de gestión. Que los artistas
cobren, si así lo desean, principalmente por su creación y no por la
explotación que genera. - Abolición inmediata del canon digital, extraño diezmo que sanciona
indiscriminadamente a la ciudadanía en nombre de la compensación a la
creación intentando penalizar una conducta que no es en ningún caso
delictiva. Los beneficios de está recaudación además pasan a manos de
unas pocas personas privadas que raras veces son creadores y menos de
algo relacionado con el mundo de la cultura.
Insinuar delitos donde no los hay y luego cobrar a los sospechosos es propio de las dictaduras. - Que una obra pase a ser de Dominio Público en unos plazos
beneficiosos para la creación y la sociedad. Permitir que más de una
generación viva del trabajo de alguien, es un forma de fomentar el
parasitismo y el estancamiento creativo, desactivando la reinversión y
más considerando que una medida pensada para favorecer a las personas
en realidad beneficia principalmente grandes multinacionales que
desvirtúan la creación primigenia. Pedimos el paso al dominio público
en un periodo tiempo razonable, dependiendo del tipo de creación, con
un máximo de 30 años. - Defender el derecho a cita como vehículo de crecimiento democrático de la sociedad de la información.
- Eliminar el concepto de lucro cesante en todo lo que concierne a la producción cultural.
Y una cosa más:
Porque la cultura libre y colaborativa es la Cultura de nuestra época, porque es un hecho, porque ya no hay vuelta atrás
EXGAE presenta:
Los premios que barrerán los Grammy, los Goya, los Max
Los 1º premios no competitivos de la historias de la Cultura
Los 1º premios internacionales de Cultura de la sociedad digital
Los premios OXCARS
La eXcelencia es compartir
Martes 28 de octubre de 2008, Sala Apolo Barcelona
Multiplica y reparte.
Más informaciones:
http://exgae.net